Arabia Saudita está comprando el deporte mundial
Van por el mundial y las olimpiadas como parte de un plan para transformar la economía (¿y limpiar su imagen?)
Todo por servir se acaba, y acaba por no servir. O, ¿cómo iba la frase?.
El punto es que nunca es fácil darnos cuenta que aquello que nos hacía fuertes durante una etapa de nuestra vida, no necesariamente nos posiciona de la misma manera hacia el futuro. Hay empresas, gobiernos y personas que no lo entienden y terminan por toparse con la pared de la necedad, la nostalgia y la falta de recursos. Ese no es el caso de varios gobiernos del Medio Oriente, específicamente del de Arabia Saudita.
El Reino de Arabia Saudita es un país controversial que desde 1938, año en que descubrieron el oro negro, ha amasado una fortuna incomparable, producto de la alta dependencia que, durante muchos años, ha habido del petróleo en el mundo entero. En las últimas décadas no han visto más que crecimiento y es que gracias a la fluctuación del precio del petróleo y la alta demanda, sus ingresos parecen no detenerse. En sólo 11 años, y gracias a la crisis del petróleo, su producto interno bruto creció de $15 mil millones de dólares en 1973 a $184 mil millones en 1981. Al día de hoy, son dueños de entre el 16% y el 18% de las reservas de petróleo en el planeta, solamente debajo de Venezuela y, aunque esto representa una gran ventaja (controlan la oferta, lideran la OPEC, etc) también ha desarrollado una concentración de los ingresos de la nación muy alta en un solo recurso, con un cerca del 60% de sus ingresos provenientes del petróleo.
Ante una situación así, y considerando la fluctuación en los precios del petróleo, resulta obligatorio pensar en el futuro y accionar planes que aseguren la sustentabilidad y crecimiento de cualquier entidad (ojalá México y Venezuela lo vieran igual, pero bueno, acá no vamos a entrar en esos temas). Y es por eso que el príncipe Mohamed bin Salman, actual monarca del reino de Arabia Saudita, se dio a la tarea de diseñar y publicar en abril de 2016 un proyecto muy ambicioso llamado Visión 2030. Básicamente, el plan tiene como objetivo convertir a Arabia Saudita en un país poderoso internacionalmente en sectores estratégicos como transporte, entretenimiento, turismo, energías renovables, robótica y el futuro de la movilidad. Para lograrlo, no sólo necesitan el compromiso de la familia real y el sector empresarial (que, para el caso, es lo mismo) sino que también es requisito indispensable contar con un músculo financiero considerable que pueda alimentar el plan, y es aquí donde entra el Public Investment Fund (PIF), el 5to fondo soberano más grande del mundo, con más de $600 mil millones de dólares en activos, generados en gran medida por los ingresos del petróleo, y listos para seguir invirtiendo en los nuevos sectores que el país quiere desarrollar. Así si.
Con este músculo financiero tan importante, llevan ya algunos años abriéndose paso a billetazos en el deporte mundial. Vámonos uno por uno.
Fútbol
Newcastle United
En 2021 compraron, por $408m de usd, al Newcastle de la Premier League, haciéndolo el club más rico de la liga. Aunque lo hicieron en sociedad con un grupo de inversionistas liderados por la británica Amanda Staveley, el PIF es dueño del 80% del equipo. Su inversión en contratación de jugadores subió un 234% con respecto a la temporada anterior y planean ya la construcción de un estadio alternativo para el equipo femenil y equipos menores. Chisme: se especula que también están en pláticas para comprar al Manchester United o al Liverpool.
Cristiano Ronaldo
A finales del 2022 se confirmó la compra de Cristiano Ronaldo por parte del equipo Al Nassr de la liga árabe. El contrato no sólo le dará el salario más alto de la historia ($200m usd por año) sino que le paga también otros $200m usd por convertirse en embajador de la postulación de Arabia Saudita como anfitrión de la Copa del Mundo de la FIFA 2030.
Golf
Con una inversión de $3 mil millones de dólares en 2022 fundan LIV Golf, liga profesional de golf que le compite a la PGA y que reparte considerablemente más dinero. Para 2023 tienen pensado repartir en premios $405 millones de dólares en 14 torneos, mientras que en su año inaugural ya lo hicieron con $255 millones. La PGA anunció que todos los golfistas que decidan participar en esta nueva liga quedarían vetados de cualquier evento de la PGA cuestión que, por lo visto, no ha tenido mucho impacto. Por ejemplo, el golfista Dustin Johnson, en sólo 8 eventos de LIV Golf ha ganado en promedio $4.4 millones de dólares por cada uno contra los $243 mil que ganaba por evento de la PGA. Chisme: se especula que Tiger Woods rechazó una oferta de cerca de $800 millones para participar en LIV Golf.
Fórmula 1
Pagaron $650 millones de dólares por tener asegurada por 10 años la celebración del Gran Premio de Jeddah. Adicionalmente, a través de la empresa petrolera Aramco, patrocinaron a la Fórmula 1 con otros $450 millones de dólares. El Chairman de Aramco es Yasir Al-Rumayyan, también gobernador del PIF.
WWE
Invirtieron mil millones de dólares para llevar 2 eventos anuales durante 10 años a Arabia Saudita, y se especula que en los próximos 4 a 6 meses harán una oferta para comprar completamente la WWE.
eSports
Compraron por $1.05 mil millones de dólares la empresa sueca ESL y por $500 millones de dólares Faceit, la empresa más grande de organización de torneos de esports, para formar en 2022 ESL Faceit Group.
En fin, poco a poco van tomando posiciones de liderazgo en las más grandes ligas deportivas del mundo pero no pararán hasta haber conseguido su meta máxima: ser los anfitriones de la Copa del Mundo de la FIFA del 2030 o 2034, o de los Juegos Olímpicos. O de los dos…
Para ello ya contrataron a Boston Consulting Group quien les están ayudando a estructurar una oferta de cerca de $40 mil millones de dólares para lograr su cometido. Ya saben, put your money where your mouth is…
Tapar el sol con billones de dólares
¿Es esto una estrategia para lavar su imagen y “tapar” sus violaciones a derechos humanos?
El concepto sportswashing aplica cuando un grupo, corporación o nación usa al deporte para mejorar su imagen y reputación organizando prestigiosos eventos o invirtiendo en conocidas propiedades deportivas, y es que aquí es importante no dejarnos llevar por lo espectacular de su “plan para conquistar el mundo” y recordar que Arabia Saudita, al igual que otros países árabes, no ha sido igual de exitoso cuando de respeto a derechos humanos se trata. Por ejemplo:
Las mujeres no tienen acceso a los mismos derechos que los hombres.
Sistemáticamente ha habido una opresión muy fuerte a grupos LGBTQ+.
La tortura a prisioneros políticos y discriminación a grupos religiosos es práctica habitual.
En el 2017 mataron al periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul por hablar en contra del reino.
La guerra que mantienen en Yemen ya ha cobrado la vida de 377 mil personas inocentes, entre ellos niños.
La buena noticia para el mundo, no tanto para sus gobernantes, es que ya no es tan fácil, en un mundo interconectado, que dicha tiranía pase desapercibida y goce de impunidad, al menos reputacional. Resulta necesario ponerle atención a la imagen que se proyecta ante el mundo y más aún cuando se pretende vivir de ella.
El concepto podrá sonar nuevo pero, para bien o para mal, no son los árabes los pioneros de ello. Basta voltear hacia atrás y recordar eventos (sin contar patrocinios) desde principio de siglo y hasta el día de hoy, como:
El mundial de 1934 en Italia, durante la dictadura de Benito Mussolini.
Los juegos olímpicos de 1936 durante la Alemania Nazi.
Los juegos olímpicos de 1968 en México, en medio de la opresión estudiantil.
El mundial de 1978 en Argentina, durante la dictadura militar.
El mundial de 2018 en Rusia.
Los juegos olímpicos de invierno de 2022 en China.
El mundial de 2022 en Catar.
Lo que queda claro es que si se trata de una práctica que tiene alrededor de 100 años llevándose a cabo es porque funciona, y es aquí donde organismos como la FIFA, el Comité Olímpico Internacional y demás órganos rectores del deporte mundial juegan un papel crucial en temas de derechos humanos y desarrollo social. Pueden ser parte de esta estrategia solapando las violaciones de países tiranos pero llevando el impacto del deporte a su población inocente, o castigarles sin acceso al deporte mundial, privando también a los jóvenes de dichos países de vivir de cerca lo que el deporte de primer nivel les puede otorgar. Les toca decidir de qué lado de la balanza se ponen y ojalá la decisión fuera tan fácil. Como en todo, no debe ser ni blanco ni negro. Hay cierta belleza en el gris.
La opinión de Desde Vestidores
Me parece, de la manera más objetiva posible, que se trata de una gran estrategia. Por un lado, invierten en propiedades ya probadas, mundialmente reconocidas, y cuyo retorno es prácticamente seguro, para las que la única barrera de entrada era justamente el capital, logrando, dichas inversiones, sentarlos en la mesa del mundo empresarial occidental, abriendo nuevas oportunidades de inversión (no le veo el error a la lógica). Por el otro lado, no me queda duda que se trata de una herramienta de reconstrucción reputacional que utiliza al deporte y que aplican incluso como preparación para las demás inversiones.
La buena noticia es que creo que esto va a tener un impacto positivo porque, sportswashing o no, se están poniendo en el ojo del huracán, en medio de la conversación mundial que los juzga por sus múltiples violaciones y que, en un mundo tan conectado como el actual, debe servir para que su propia población se empodere por la opinión pública y para que organismos internacionales no la tengan tan fácil al pasar por alto la falta de respeto a derechos humanos. Seguramente, la tenían más fácil detrás del reflector.
Lo que es un hecho es que estas acciones tienen un impacto real en el desarrollo del deporte en el reino y en una mayor participación de niños al sentirse inspirados por vivir tan de cerca las hazañas de los mejores atletas del mundo y darse cuenta así, que ellos también pueden convertirse en una estrella del deporte mundial. Aquí sólo espero de todo corazón que los impactados no sean sólo los niños, sino las niñas también, y que así poco a poco el mundo vaya cambiando, a través del deporte, en zonas donde la opresión y poco respeto a los derechos humanos siguen prevaleciendo. Confío que el deporte será un vehículo muy poderoso. Estemos atentos a los resultados.
Hasta acá la dejamos por hoy.
¡Que tengas una excelente semana!