Nuevo lanzamiento
¿Editorial? ¿Columna de opinión? ¿Reflexión pública? una mezcla de las 3, quizás.
Si los seres humanos nos quitáramos la máscara con la que inevitablemente vivimos, no habría guerras, los egos no matarían carreras, y las cosas se dirían como son.
Así que eso intentaré, y dejaré mi opinión aquí sin pretender quedar bien o ser políticamente correcto pero, eso si, buscando sembrar en ti una idea con la que te ayude a generar acción o, al menos, a iniciar una conversación.
Te presento “Sin Máscaras”, espérala cada mes.
La oportunidad de crear el nuevo rock del contenido deportivo
Si eres igual de nerd que yo, conoces los términos de “order qualifiers” y “order winners” acuñados por Terry Hill, un profesor de London Business School.
¿De qué se trata?
Hay ciertos atributos mínimos que un producto debe tener para competir y satisfacer las necesidades más básicas del cliente (esos son los qualifiers), pero para poder superar a la competencia y ganarse al cliente, el producto debe ofrecer “algo más” (esos son los winners, claro).
Bueno pues, si hablamos del contenido deportivo en LATAM, ya son varios los años que hemos vivido atorados con puro “order qualifier”.
Primero fueron los partidos en vivo, y con eso se creaban nuevos fans y se satisfacía su necesidad de deporte.
Lo consumían y se facturaba.
Luego, cuando los partidos no eran suficientes y los fans demandaban más, llegaron los programas que con debates, análisis deportivo y hasta chismes, creaban una nueva categoría de contenido. Buena o mala, eso te lo dejo a ti, pero nueva.
Y se facturaba más.
Tanto, que la industria entró en una zona de confort. Dales más de lo mismo. Quizás un twist por aquí y por allá, pero lo mismo.
Y como cualquier zona de confort, permanecer en ella tiende a ser muy caro.
¿Por qué?
El producto empieza a convertirse en un commodity que te lleva a la tan incómoda situación en que no tienes nada que ganar pero todo que perder.
El precio de los derechos para transmitir competencias importantes crece más rápido que los ingresos publicitarios que los medios generan por transmitirlos. Empieza a perder sentido el invertir para tenerlos, pero ¿cuál es la alternativa?
Si el producto que has vendido por años deja de ser una buena idea de negocio, pero sin él la audiencia que has construído puede abandonarte, ¿qué haces?
Hoy la industria deportiva, desde la perspectiva de los medios y el contenido, es un juego de “catch up”.
Y el principal perdedor no sólo es el medio que gana menos dinero cada año, sino el fan que sigue recibiendo lo indispensable, pero cada vez más caro. Sigue recibiendo lo que el medio le envía para mantenerlo cerca, pero cada vez más fragmentado.
Sigue ahí, pero no evoluciona. Nadie, ni el medio ni el fan.
Así que, ¿qué hacemos?
Las empresas más exitosas en el mundo no lo son porque venden mejor que su competencia, sino porque venden diferente. O, visto de otra manera, crean nuevas categorías en su industria.
Veamos.
Las 5 empresas más grandes del planeta (Apple, Nvidia, Microsoft, Alphabet, y Amazon) lo son porque en vez de buscar mejorar la oferta actual, crearon una nueva categoría y la dominaron.
Según Al Ramadan, Dave Peterson, Christopher Lochhead y Kevin Maney, autores de “Play Bigger” (si, 4 co-autores de un libro…), una empresa que crea una categoría y la domina (a.k.a. category kings) se acaba apropiando de hasta el 80% del negocio en la nueva categoría.
Como dicen “rock was different, not better than jazz” y hoy seguimos cantando a Elvis.
La meta no debe ser perseguir la disrupción, sino la creación. Ahí la clave.
Entonces, volviendo al contenido deportivo, me hago y te hago la pregunta:
¿Quién en LATAM se está atreviendo a crear una nueva categoría?
Hoy, como nunca, está latente esta oportunidad, y quienes sean los primeros en ofrecer un buen producto, diferente y digno de lo que el fan necesita y merece, la dominarán por un largo período de tiempo, haciendo un gran negocio en el camino.
Y acabarán por obligar a la industria a cambiar, a mejorar.
Dejemos de pensar que eso es tarea de alguien más, y empecemos a identificar la oportunidad de crear el nuevo rock del contenido deportivo.
Espero, pronto, poder convertir esta opinión en un ejemplo con el que prediqué.
Ya es hora.
Hasta aquí la dejamos.