UEFA Champions League, un fenómeno mundial que nació por el coraje de un periodista
Es el evento deportivo más visto en el mundo y ha sobrevivido a más de un intento por eliminarla
En 1954, un periodista francés sintió coraje al leer cómo un equipo inglés era denominado, muy a la gringa, “campeón mundial” por ganarle a un equipo de otro país en sólo un partido y desde la comodidad de su propio estadio. Eso fue la chispa que provocaría la creación del que hoy es el evento deportivo más visto en el mundo.
Gabriel Hanot era un ex-futbolista francés, convertido en periodista, que trabajaba para el diario parisino L´Équipe. Un frío día de diciembre visitó el estadio Molineaux para ver el partido entre el Wolverhampton Wanderers, entonces campeones de la liga inglesa y el Honved de Budapest, casa del mismísimo Puskas y campeones de la liga húngara. El partido terminó 3-2 a favor de los Wanderers y la emoción nacionalista de un periodista británico lo empujó a llamarlos “campeones mundiales”, por lo que Hanot, como buen francés, lo tomó personal y dijo que para poder ser campeones mundiales, de entrada, tenían que jugar contra el Milan y el Real Madrid. Pero, pues ¿cómo se llevaría a cabo dicha disputa, o en dónde?
Había una necesidad y Hanot sentía la urgencia de satisfacerla.
Inspirado en el entonces Campeonato Sudamericano de Campeones, hoy Copa Libertadores, vio que había una oportunidad para crear un campeonato verdaderamente regional, así que con el apoyo de su colega Jacques Ferran y el entonces presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, diseñaron una competencia a la cual invitaron a los mejores 16 equipos de europa, cada uno el mejor de su liga local.
Se reunieron en Paris con los ejecutivos de cada uno de estos equipos y acordaron las reglas y lineamientos de lo que sería el siguiente gran torneo regional europeo de futbol. Con el proyecto listo, fueron a buscar el aval con la FIFA pero los de Suiza, lindos como siempre, decidieron mandarlos por un tubo y hacer caso omiso, así que tocó el turno de la UEFA, quienes si los recibieron y, cuando el proceso avanzaba, llegó el rechazo de parte de Henri Delaunay, Secretario General del organismo, quien se opuso pues se encontraba organizando un torneo europeo de selecciones nacionales, y no quería que nada le estorbara en la organización de su proyecto. A buscar el aval en casa de su abuela, entonces…
Algo habrá iluminado el cerebro de los directivos de la UEFA, que el 9 de mayo de 1955 convocaron a una reunión de emergencia en Londres, para aprobar la competencia y así nació la Copa de Clubes Campeones Europeos.
Nace un fenómeno
La primera edición del torneo, en la que el campeón inglés, el Chelsea, no obtuvo el permiso de su federación para participar, se jugó en formato de eliminación directa, con partidos de ida y vuelta, entre los 16 equipos fundadores (¿reconoces más de 4?).
De esta primera edición, la final se disputó entre el campeón francés, Stade de Reims, y el campeón español, Real Madrid, o sea una final como la quería Hanot, un equipo francés contra el Real Madrid. El marcador global fue de 4-3 a favor del Real Madrid, haciéndolo el primer campeón del torneo en la historia, y campeón también de las 4 ediciones siguientes (desde ese momento se les empezó a subir…).
Si quieres ver la primera final de la Champions, échale un ojo a este video.
El torneo fue creciendo y para 1991 la UEFA introdujo la fase de grupos en la que había cupo ahora para 32 equipos, y un año después, con la intención de incrementar la visibilidad global y fortalecer el valor de marca del torneo, deciden cambiar el nombre del mismo, pasando de Copa de Clubes Campeones Europeos a Champions League, y con ello nace el bendito himno que a más de uno nos hace vibrar y recordar que se viene el mejor futbol del mundo.
La Champions League se consolidaba y se convertía ya en la guapa de la fiesta, por lo que en 1997 se abrió la participación a algunos segundos lugares de ciertas ligas y sólo 2 años más tarde de plano ampliaron el cupo, dependiendo la liga, a máximo 4 lugares por cada una.
Alguien tenía que llegar a arruinar la fiesta
Cosechando cada vez más interés de parte de la audiencia, marcas, televisoras y equipos, la Champions League era ya un gran negocio para todos los involucrados. A pesar de ello (o, justamente, por ello), desde principios de siglo había habido uno que otro esfuerzo de parte de empresarios deportivos que, movidos por la ambición, intentaban construir su propio torneo y mandar a la Champions a la cajuela, pero nada como lo que sucedió en la primavera de 2021.
Un deja-vu habrá vivido alguien de la familia Pérez pues en su mente escuchaban la frase “otra vez tú, Florentino”, y es que el presidente del Real Madrid lideraba el grupo que pretendía aniquilar la Champions League y apoderarse del futbol internacional con la creación de una nueva liga independiente, la Super League.
Florentino se había dado cuenta que si le cerraba la puerta a los equipos de menor nivel y eliminaba también la necesidad de tener que ganarse cada año la calificación, podían entonces, entre menos equipos, dividirse el dinero que un torneo de tal importancia generaba y que rondaba los $3 mil millones de dólares cada año. Sabía también que sin los equipos más importantes de Europa, la Champions dejaría de hacer sentido, así que se armó de valor el muchacho y convenció a los dueños de 12 de los equipos más importantes del continente para formar una liga nueva que se jugaría entre semana y en la que ellos nunca verían a su equipo descender pues tendrían su lugar asegurado permanentemente. No pues un negocito así, quién no, pero ¿y el futbol apá? Nah, la meritocracia, la afición y las historias de los chicos que se convirtieron en grandes se podían ir al monte porque Flori & Friends tenían un proyectito.
Un drama de 48 horas
Si hubiera sido una pelea de box, sería como si un boxeador tirara al piso al otro pensando que lo había noqueado, segundos antes de que el contrincante se levantara para noquear al que ya estaba festejando.
Todo empezó el 18 de abril, justo antes de la media noche, cuando 12 equipos europeos, emitieron un comunicado anunciando la creación de la nueva liga y su separación de la UEFA. A todos ellos se les repartiría, de entrada, una bolsa de $3,500 millones de euros gracias al financiamiento de $4 mil millones que había comprometido el banco JP Morgan.
Al saber del comunicado, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, explotó y anunció que los equipos que participaran en esta liga serían vetados de toda competición local, europea y mundial. Y su coraje estaba más que justificado pues, aparte de que amenazaban al futbol europeo y con ello la continuidad de la organización que él dirigía, uno de los principales socios de Florentino en el proyecto era Andrea Agnelli, heredero de la familia más rica de Italia, dueño de la Juventus y compadre del mismo Ceferin. Si, eran grandes amigos y Ceferin padrino de uno de los hijos de Agnelli.
“No sabía que teníamos víboras tan cerca de nosotros”
-Aleksander Ceferin
La tensión estaba en lo más alto, y es que minutos después los jugadores y personajes clave empezaron a expresarse por todos los medios posibles. Desde la ex-estrella del Manchester United, Gary Neville que a media transmisión de un partido declaraba que el proyecto era “pura ambición” y que lo que hacía su equipo le parecía “asqueroso”, hasta el príncipe William que compartía su rechazo o el mismo Primer Ministro Británico Boris Johnson, quien tras reunirse con el CEO de la Premier League, le había ofrecido incluso lanzar una “bomba legislativa” con tal de impedir que se cristalizara la Super League.
El martes 20 de abril el castillo se empezó a desmoronar y es que antes de medio día, se especulaba que un equipo inglés se retiraría de la contienda. Minutos después, Amazon anunció que no sería quien transmitiría la liga, y el Chelsea confirmó que estaba fuera. Víctimas de la presión mediática en la que hasta manifestaciones de aficionados se habían dado, los 5 equipos ingleses restantes se fueron echando para atrás, uno por uno, por lo que la mañana siguiente, seguramente sin haber dormido, Andrea Agnelli anunciaba que con solamente 6 equipos no sería posible lanzar la liga. Ante esto se dieron de baja 4 equipos más, quedando solamente 2: Real Madrid y Barcelona.
La Super League había muerto antes de haber nacido.
Impacto de la Champions League
La influencia que tiene este torneo que nació por la inquietud de Gabriel Hanot por denominar al campéon del mundo (o, al menos, de europa) con base en méritos reales, es inmensa.
Hablando en términos económicos, cualquier equipo que califica al torneo entra al selecto grupo entre el que se reparte una bolsa total de más de $2 mil millones de euros. Y la metodología que usan para repartir el dinero, además de ser meritocrática, hace MUCHO sentido. Por un lado, está el prize money que al equipo con peor resultado le entrega al menos $5 millones de euros, incrementándose de acuerdo a la posición final hasta $85 millones de euros si es que se obtiene un récord perfecto, ganando el torneo sin haber perdido un partido en fase de grupos. Luego, viene el dinero que se recibe gracias a los derechos de transmisión de TV, mismo que se entrega a la federación de cada país con base en el tamaño de su mercado local de televisión. Ésta es entonces la encargada de repartirlo entre los equipos de su país que participaron en el evento de acuerdo al número de partidos jugados por cada equipo y a un coeficiente que la UEFA asigna a cada equipo. Esto genera que existan casos como el de 2020 en el que el Paris St. Germain cobró $126 millones de euros a pesar de haber perdido la final contra el Bayern Münich quien cobró $125 millones.
Y en cuestión de audiencia, la Champions League es el evento deportivo más visto en todo el mundo y para muestra un botón: tan solo la final del 2013 entre el Borussia Dortmund y Bayern Münich, fue vista por 360 millones de televidentes, más de 3 veces el tamaño de la audiencia de un Super Bowl promedio. La Champions League, a diferencia de la NFL, es global y eso marca una diferencia.
Queda claro que la Champions seguirá siendo amenazada por empresarios ambiciosos, pues a final de cuentas nadie se empeña en invertir millones para competirle a algo que no es exitoso. Lo que le hace falta ver a quienes la quieren destruir es justamente el por qué es tan relevante.
Supongo que no he de ser el único que al escuchar el himno del torneo o ver hazañas como la conseguida por el Liverpool en el milagro de Estambul, siente “eso” que confirma porque el deporte en general, y un torneo como la Champions League, son tan importantes en una sociedad como la nuestra.
Larga vida a la meritocracia.
La opinión de Desde Vestidores
Mi filosofía de vida, y una de las cosas que más le aprendí a mi papá es “Garra”, y me refiero a que la vida hay que vivirla así, con garra, en todo lo que hagamos.
Lamentablemente, es muy común toparse con gente que prefiere encontrar el camino corto para todo, el fácil, y eso hace que no siempre se construyan cosas de valor y se piense a largo plazo. Tanto en el deporte, como en la vida en general, eventualmente reditúa pensar a largo plazo y construir algo considerando las necesidades e intereses de quienes resulten impactados por lo que se construye.
La Champions League surgió, no como un negocio, sino como una competencia cuyo objetivo era elevar el estatus del equipo que luchara más que todos los demás. Y así entonces el foco estuvo en hacerlo bien, en incluir a todos, y en darle la oportunidad a los débiles de soñar y romperse el alma para competirle a los más grandes y, quizás, ganar, confirmando que en la historia siempre hay casos de David y Goliath, mismos que nos permiten a los David´s de este mundo saber que, si le metes garra, se puede.
Así como algo que se crea pensando en solucionar algo y no sólo en cobrar, la Champions se acabó convirtiendo en un gran negocio y como negocio es que se debe ver también. No está mal. Sería ridículo romantizarla y adminstrarla sólo desde la perspectiva de la competencia inspiradora. Su futuro depende, en gran medida, de que sea vista y gestionada como una empresa que debe obtener resultados positivos para quienes la conforman. Así que el argumento de “los otros sólo querían hacer más dinero” es correcto pero aplica por igual a la UEFA. Deben de buscar hacer más dinero. La diferencia está en no perder de vista la razón principal por la que existe algo. De ahí parte todo.
Hasta aquí lo dejamos por hoy.
¡Muchas gracias y nos vemos la próxima!