¿Cómo el Clásico Mundial de Béisbol está rompiendo la balanza de poder del deporte?
La más reciente edición demuestra que las grandes ligas del béisbol ya no son tan grandes
Nadie en el mundo ha sabido construir y capitalizar ligas deportivas como los estadounidenses, pero parece que la falacia de que un equipo se convierta en “World Champion” por ganar una liga local ha llegado a su fin.
Un tema que ha dominado sobremesas, generado debates y desarrollado nuevos seguidores durante los últimos días es el Clásico Mundial de Béisbol, un torneo joven que parecía no tener gran relevancia pero que está rompiendo la balanza de poder en el deporte mundial.
En 2005, el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió que, después de los Juegos Olímpicos de Beijing, el béisbol dejaría de ser deporte olímpico. Derivado de ésto, la conversación que la Major League Baseball (MLB) había iniciado años atrás con la asociación de jugadores de las grandes ligas (MLBPA) y otras ligas internacionales de béisbol para crear una competencia mundial, pasó de ser un nice to have a ser un tema prioritario en la agenda de los involucrados.
Se organizaron, alinearon incentivos y, liderados por la MLB, presentaron el proyecto a la World Baseball Softball Confederation (WBSC), órgano rector del llamado rey de los deportes a nivel mundial. Un año después, en 2006, se celebraba ya la primera edición del que bautizaron como World Baseball Classic, una competencia de selecciones nacionales varoniles de béisbol que tiene como objetivo simular, en casi todos los aspectos, lo que sucede con la Copa del Mundo de la FIFA.
La competencia es incómoda
El status quo es el peor enemigo del crecimiento, y la ironía es que quienes más crecen, al encontrarse en la cima, tienden a contagiarse de esta enfermedad que los motiva a defender las cosas como son, a “no moverle al botón” pues. Y es que es obvio, cuando alguien tiene el poder, ¿por qué querría que las cosas cambiaran? Esto es justo lo que le pasa a George Steinbrenner, dueño de los New York Yankees, y a miles de fanáticos de las grandes ligas en Estados Unidos.
A pesar de que el torneo se lleva a cabo en estadios techados o en ciudades con temperaturas medianamente cálidas, y que sucede al mismo tiempo que el Spring Training de las ligas más importantes del mundo, la principal queja de los detractores es que los jugadores se pueden lesionar y que entonces, el Clásico Mundial de Béisbol representa un riesgo innecesario o, incluso llegan a decir que es únicamente un pretexto para vendernos más playeras, ahora de equipos nacionales. Un ejemplo es el jugador de los New York Mets, Edwin Díaz, quien después de firmar un contrato récord, se lastimó el tendón rotuliano al terminar su partido contra República Dominicana, y estará fuera una temporada completa, lo que equivale a $18 millones de dólares de salario desperdiciado. Gajes del oficio, a final de cuentas. Así que hagamos una pausa aquí e imaginemos que el Paris St. Germain no dejara jugar el mundial a Messi o a Mbappé por miedo a que se lesionen de cara al inicio de la liga francesa. Pff.
Lo que sucede aquí es que, por primera vez en la historia, los deportes norteamericanos se enfrentan a una realidad que no conocían: el deporte es global.
Desde una perspectiva de negocios, aunque la mayoría de las ligas profesionales en Estados Unidos siguen creciendo considerablemente, se han dado cuenta que el mercado local no será suficiente para perpetuar el deporte (y el negocio), por lo que ligas como la NBA bajo la dirección de un gran comisionado como Adam Silver o la misma NFL, han ejecutado exitosamente experimentos internacionales con el objetivo de ampliar su fan base y crecer el valor de sus marcas en otros mercados. ¿Y el béisbol? bien, gracias.
Resucitando al béisbol
En la conversación deportiva internacional se repite la idea de que el béisbol está muriendo. Los partidos son (muy) largos, el tiempo efectivo de juego es muy corto, las reglas son muchas, y la edad promedio del fanático de béisbol es 57 años, la más vieja. Aunque por más de 100 años fue el deporte número 1 en Estados Unidos, en un mundo on demand donde un video en YouTube de más de 5 minutos resulta largo y donde las nuevas generaciones no son capaces de ver completo ni un partido de basquetbol, el béisbol está en terapia intensiva. Pero parece que ha llegado la medicina.
Además de ser una oportunidad para los mejores beisbolistas del mundo de enfrentarse defendiendo a sus países, el Clásico Mundial de Béisbol se inventó con el objetivo de promover el deporte en otros países. Hasta ahora, dicho objetivo se está cumpliendo.
El comité organizador tenía como meta para este año llegar a 1 millón de asistentes al evento pero fue con 1.3 millones de fans que, con hot dog en mano, lo convirtieron en el 3er torneo deportivo internacional con mayor número de asistentes en el mundo, sólo después del Mundial de Catar en 2022 y el Mundial de Rugby en 2019. Esto pudiera explicarse porque la mayoría de los juegos de las últimas rondas fueron en Estados Unidos y ahí ya existe una base de fanáticos amplia, pero si volteamos a ver las audiencia televisivas el fenómeno se confirma. Tan solo el partido entre Japón y Corea del Sur fue visto por 65 millones de personas en todo el mundo, y del total de televisiones activas en Japón, cerca del 50% estaban sintonizando dicho partido. Si esto lo comparamos con los 12.5 millones de personas promedio por partido que conformaron la audiencia televisiva de la Serie Mundial de la MLB del año pasado, nos damos cuenta que pensar localmente dejaría a los norteamericanos sin el 84% de su audiencia potencial.
Ahora, si nos fijamos en el desempeño digital del torneo, los resultados son consistentes. Antes del arranque de esta última edición, el canal de YouTube del Clásico Mundial de Béisbol tenía 28 mil suscriptores y en cuestión de días este número se duplicó. En Instagram el resultado es aún mejor y es que pasó de tener 267 mil seguidores antes del primer pitch a tener hoy 744 mil, un crecimiento de 3x completamente orgánico.
Pero nada, NADA, como el fenómeno de Shohei Ohtani. El líder de la selección japonesa y jugador de los Angels de Los Ángeles es casi un experimento de marketing por sí solo. Habiendo pasado dos veces por la repartición de talento, Ohtani que por cierto fue seleccionado como parte del equipo ideal del torneo (algo así como el 11 ideal) en dos ocasiones, tanto en la posición de pitcher como de bateador designado, no tenía cuenta de Instagram cuando llegó a las grandes ligas. Al llegar hace unos años, le sugirieron abrirla y por su exposición en el béisbol norteamericano empezó a crecer su base de seguidores hasta llegar a 2 millones antes del arranque del torneo. Hoy, por su exposición ante una audiencia internacional, sus seguidores casi se triplicaron hasta tener hoy 5.3 millones de seguidores. Gracias a un solo torneo.
Este dato nos dice por un lado que aún un fenómeno como Ohtani sigue estando lejos de figuras en otros deportes como Rafael Nadal con 18 millones de seguidores, Lebron James con 149 millones o Cristiano Ronaldo con 567 millones, pero por el otro lado, si lo comparamos con otros beisbolistas, el norteamericano que más seguidores tiene es Mike Trout con sólo 2.1 millones. Si, un beisbolista japonés tiene casi el triple de seguidores que el estadounidense más popular en el deporte considerado el “pasatiempo americano”. More than words.
El primer paso en el camino de la expansión internacional ya se dio pero aún hay mucho trabajo por hacer. De los 84 equipos que han calificado a lo largo de las 5 ediciones en que se ha llevado a cabo el torneo, el 50% siguen siendo selecciones del continente americano y se ve muy poca participación en continentes como el africano. Poco a poco.
La siguiente edición se tiene planeada para el 2026 y es ahora cuando se verá si los dueños de equipos y Rob Manfred, el comisionado de la MLB, son lo suficientemente astutos para entender que su deporte está en riesgo pero que si dejan atrás la idea de que el deporte mundial sucede sólo en Estados Unidos, puede que aprovechen un mercado global hambriento por competencias tan intensas como las que se vivieron en el pasado Clásico Mundial de Béisbol.
Decirle World Champion a un equipo que gana la llamada Serie “Mundial” en la que sólo participan equipos locales de un país ya dejó de tener sentido. Y más aún si recordamos que de las 5 ediciones del torneo, 3 las ha ganado Japón. ¿Ahora quién tiene el poder?
La opinión de Desde Vestidores
Me emociona ver lo que sucede en el deporte verdaderamente mundial. Aún son las televisoras y los patrocinadores quienes tienen la última palabra, pero su interés está puesto en productos cuya audiencia esté cada vez más interesada y sea cada vez más grande. Eso debe guiar las decisiones de quienes manejan el deporte en Estados Unidos y entonces romper fronteras e intentar nuevos mercados.
Honor a quien honor merece, y es que hay que aceptar que los gringos han mostrado ser unos genios para crear, crecer y publicitar propiedades deportivas. En gran medida, la industria del marketing deportivo existe gracias a lo que han cultivado con mucha creatividad y visión, pero la idea de pensar que son el ombligo del mundo (a veces con razón) los ha llevado a sentarse en sus laureles y dejar de ser lo suficientemente ambiciosos.
Me parece un error que siga en su puesto un comisionado de 64 años de edad que lleva ahí 8 años, los mismos que han representado el declive del deporte en términos de audiencias, y que a diferencia de sus colegas de la NBA y NFL, Adam Silver y Roger Goodell, no se ha atrevido a buscar expandir su deporte a nivel internacional y a darle exposure a sus jugadores en otros países.
Ahora, también es cierto que, aunque han realizado distintas iniciativas a nivel mundial, siguen disputando títulos sólo entre equipos locales, así que me gustaría saber lo que piensan Silver y Goodell ahorita sobre si impulsar una copa mundial de básquetbol o de futbol americano y entonces replicar el fenómeno logrado por el WBC y así globalizar verdaderamente sus deportes. Ya veremos.
Hasta aquí la dejamos por hoy.
¡Que tengas un excelente día!
Gran contenido, muy objetivo, informativo, con data dura. Me gusta mucho que siempre al final deja su opinión personal.
Excelentes publicaciones
Muy interesantes y perfectamente redactadas